sábado, 18 de septiembre de 2010

Peña Nieto, dinosaurio con copete

Jenaro Villamil
www.jenarovillamil.wordpress.com

Peña Nieto, dinosaurio con copete
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/83373

MÉXICO, D.F., 14 de septiembre (apro).- Ni todos los spots en medios electrónicos, ni todo el gel y el maquillaje para mantener intacta su figura, ni los besos fotogénicos de La Gaviota en busca de su boda perdida, pueden ocultar el hecho de que el régimen de Enrique Peña Nieto representa lo más arcaico de la vieja cultura priista.

Así se demostró este martes cuando la mayoría de 45 diputados, formada por el PRI, PVEM, Nueva Alianza y Convergencia en el Congreso mexiquense, decidió aprobar una batería de reformas constitucionales que representan un serio retroceso democrático.

La más publicitada de estas reformas es la presentada por el Partido Verde –esa extraña franquicia al mejor postor priista o televisivo-- para eliminar la figura de las candidaturas comunes, para que sólo exista la figura de la coalición electoral; es decir, eliminar la posibilidad de que distintos partidos tengan un solo candidato conservando su propio logotipo.

Es la más publicitada porque tiene una clara dedicatoria hacia el PAN y el PRD que pretenden hacer alianza en el 2011 en el estado de México, aunque no esté muy claro con qué candidato ni bajo qué plataforma.

Sin embargo, la iniciativa del diputado local Adrián Fuentes, a quien se le ve el copete por todos lados, no es la única ni la más grave en la batería de reformas exprés que pretenden mayoritear los diputados de la coalición Peña Nieto.

Junto con esa iniciativa, el Panal –partido que cuenta con seis diputados locales, gracias a ese mecanismo de transferencia de votos de un partido más grande a otro--, presentó modificaciones al órgano técnico de fiscalización del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) para que el organismo responsable de la rendición de cuentas dentro del instituto dependa directamente del gobierno.

La autonomía del IEEM vuelve a ser dinamitada. Algunos recuerdan que en su discurso del décimo aniversario del IEEM, Peña Nieto había advertido que iban por controlar este organismo.

Por su parte, el PRI –que tiene una cómoda mayoría de 39 diputados de un total de 75 en el Congreso local-- presentó otra iniciativa para disminuir el financiamiento público a los partidos, así como reducir los tiempos de campaña y de precampaña, de tal manera que, en lugar de los 72 días actuales, todo se haga en 45 días, mes y medio, tiempo suficiente para quien tenga más dinero privado para financiar spots o encuestas a modo, se imponga, sin necesidad de pasar por debate públicos, mucho menos por comparecencias más largas.

A su vez, Convergencia –partido con tres diputados dominados desde la casa de Gobierno de Toluca-- presentó otra iniciativa de reformas electorales para aumentar el porcentaje de ciudadanos insaculados que pueden integrarse en las mesas de casilla, con lo que se puede garantizar un control corporativo y clientelar en los centros de votación.

Todas y cada una de estas iniciativas, que serán discutidas y aprobadas en menos de 15 días, acompañan el discurso del quinto informe de gobierno de Enrique Peña Nieto. En aquella ocasión, Peña afirmó que las alianzas electorales entre partidos distintos constituyen una amenaza mayor a la delincuencia organizada.

Es claro que sólo hablaba de las alianzas opositoras a su gobierno, no las alianzas que lo llevaron a él al poder y las que ha tejido en torno al PRI, Partido Verde, Panal y Convergencia para mantener un dominio completo del Congreso de su entidad.

El líder de los ocho diputados del PRD en el Congreso mexiquense, Ricardo Moreno, advirtió que esta batería de reformas rompen “el pacto democrático” en el estado de México. Aludía así al pacto que los opositores negociaron al inicio del gobierno de Arturo Montiel, en 1999, para garantizar gobernabilidad en la entidad más poblada del país, a cambio de que el PRI abriera los espacios para una reforma electoral.

Aquel pacto fue negociado por Manuel Cadena, entonces secretario general de Gobierno y uno de los políticos priistas desplazados por los bebesaurios: es decir, los Golden Boys autoritarios del entorno Peña Nieto. Cadena ha quedado marginado dentro de este retroceso que significa la administración peñista.

Los opositores del PAN y del PRD advierten que esta es la primera reforma electoral que no se negocia con los partidos políticos, antes de presentarse, y también una clara contrarreforma que está inspirada más en las propuestas de algunos exasesores de Carlos Salinas, como José Córdoba Montoya, quien insiste que, para gobernar eficazmente, hay que eliminar la proporcionalidad y retornar a las maquinarias de los grandes partidos clientelares.

A Peña Nieto y a sus asesores no los guía sólo el miedo a perder el estado de México en 2011. Los guía una naturaleza profundamente autoritaria. La concentración del poder sin necesidad de pasar por la negociación y la negación misma de la disidencia o de la crítica son características esenciales de esta clase política mexiquense.

Ellos dicen que así se gobierna con eficacia y así se garantiza “orden y progreso”. Como lo hizo Porfirio Díaz hace más de 100 años. Hasta que una revolución social lo desbancó.

Antes de que eso suceda, esta contrarreforma puede llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por ser anticonstitucional y contraria a las reformas de 2007 y 2008, a nivel federal.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El tele-caudillo

http://www.sergioaguayo.org/articulos/2010/Aguayo_El_tele_caudillo_15_09_2010.pdf

Sergio Aguayo/Reforma
15 septiembre 2010.

El tele-caudillo

Si las mayorías sueñan con el líder que salvará a la patria adolorida es porque
Televisa ha inflado a Enrique Peña Nieto y para defenderlo intentan aplastar a
quienes informan sobre la alianza entre empresa y político. Pese al protagonismo
que le asignan las leyes, el Gobierno de Felipe Calderón se ha hecho el
desentendido.
Somos un país contradictorio. Según la Encuesta Mundial de Valores, en 2006,
¡86% de la población! apoyaba un "sistema democrático" que supone la
participación activa de la ciudadanía; en esa misma década 54% aprobaba al
"líder fuerte". Cuán cómodo resulta creer en los hombres providenciales, en los
estadistas que, según Hegel, ponen en "palabras los deseos de su época, le dice a
ésta, cuál es su voluntad y la instrumenta". México ha tenido líderes que se
acercan a esta definición: la grandeza de Miguel Hidalgo, Benito Juárez o Lázaro
Cárdenas, radica en que actuaron pensando en el interés de la nación y de las
mayorías.
Enrique Peña Nieto ya fue elevado a esa categoría y arrasaría si las elecciones se
realizaran el día de hoy. Tiene ese nicho pese a su mediocre desempeño como
gobernante y a su nula vocación democrática (temas que abordaré en columnas
futuras). Su virtuosismo ha estado en lograr fusionar armónicamente los trucos y
mañas de los políticos autoritarios mexicanos con las modernidades tecnológicas
de una empresa, Televisa, capaz de levantar o destruir prestigios bombardeando a
las mayorías con las imágenes transmitidas por la pantalla chica.
La construcción del caudillo ha sido tan exitosa porque hay sed y hambre de
políticos eficaces y por la fragilidad de la cultura ciudadana. En diciembre de
2008, según una encuesta de Reforma, 66% de la población aprobaba el "trabajo
de Felipe Calderón como presidente" por motivos muy poco científicos: "le está
echando ganas", "se preocupa por los problemas de los mexicanos", "al
presidente hay que apoyarlo incondicionalmente", "es una buena persona". Sólo
18% se apegaba a los criterios de una democracia y lo evaluaba por sus
resultados.
El Grupo Reforma ha sido uno de los medios que han documentado la alianza
estratégica entre Peña Nieto y Televisa. Es probable que ese fuera uno de los
motivos tras la decisión de Televisa de lanzar una agresiva campaña contra
Grupo Reforma por publicar anuncios clasificados en los que se ofrece un amplia
variedad de servicios sexuales lo cual, en opinión de la televisora, es una forma
de permitir la participación del crimen organizado. Se trata de acusaciones graves
que requieren una distinción entre la libertad de expresión y la obligación de
transmitir noticias de manera imparcial.
2
Puedo estar en desacuerdo con lo expresado por colegas de Televisa en
programas que, como Tercer Grado, forman parte de la barra de opinión de la
televisora. Sin embargo, es un espacio protegido por la libertad de expresión. Los
noticieros se miden con otra vara. Televisa utiliza un bien público porque recibió
una concesión de la nación a través del ejecutivo. Al aceptar el privilegio
Televisa adquirió el compromiso de respetar leyes y reglamentos en las cuales se
establece que la transmisión de las noticias debe guiarse por la veracidad y la
objetividad.
La ofensiva de los noticieros de Televisa contra el Grupo Reforma es una posible
violación a la concesión porque es profundamente parcial; no menciona, por
ejemplo, que la oferta de servicios sexuales se hace en muchos otros medios,
incluida la misma Televisa. No estamos ante un caso aislado, sino ante la
confirmación de un patrón. Los partidos de futbol están tan repletos de
publicidad que probablemente violan los límites legales, la programación está
saturada con publicidad de productos milagrosos y desdeñan las peticiones de
información de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios,
(Cofepris).
La Secretaría de Gobernación ya debería haber intervenido porque entre sus
funciones está garantizar el respeto de los títulos de concesión. No lo hará puesto
que el panismo tiene la brújula ética hecha trizas. Ni ha llevado al país a la tierra
prometida del Estado de Derecho ni ha construido ciudadanía, y cuando se
recuerda su historia da pena verlos como siervos de Elba Esther Gordillo y de las
televisoras. Sus presidencias han sido figuras de papel maché: brillo artificial en
el exterior, oquedad en las entrañas.
El PRI tampoco tiene contenido. Su obsesión es regresar a Los Pinos y adoran al
tele-caudillo, Peña Nieto, porque es quien garantiza el retorno. Carecen de
proyecto de país y eso los coloca en una paradoja. El fraude electoral de 1910
desencadenó una violenta revolución que puso al PRI en el poder; si ahora
recuperan la presidencia será por los cañonazos de Televisa. Así pues,
celebremos los inicios de la Independencia y la Revolución reconociendo que
pasamos del autoritarismo a las aspiraciones dictatoriales de una televisora y un
caudillo sin haber disfrutado las mieles de la democracia.